Palau de la Música

Hace unos meses tuve la suerte de poder asistir a un inolvidable concierto en el Palau de La Música de Barcelona, mejor marco, imposible. Carmina Burana la poderosa obra de Carl Orff compartía programa con la Novena Sinfonía de Beethoven, el más conocido himno a la hermandad universal.
Estas dos obras me ponen “la piel de gallina” cada vez que las escucho. Hasta la fecha no ha habido otro programa que me haya hecho vibrar, literalmente, tanto.

Carmina Burana está inspirada en una colección de unos 300 cantos escritos por clérigos o estudiantes vagabundos de los siglos XII y XIII que llevaban una vida al margen de lo establecido. Los poemas, escritos en su mayoría en latín, incluyen canciones de amor, de taberna, sátiras, canciones estudiantiles pero todos constituyen un canto al amor y a los placeres terrenales, rompiendo así con la imagen que tradicionalmente se atribuye al medievo. El músico alemán Carl Orff compuso en 1937 esta cantata y desde entonces la obra ha conquistado el favor del público, gracias a su espectacularidad y al halo de misterio que envuelve toda temática medieval. Su inclusión en películas como Excalibur o El séptimo sello incrementaron la popularidad de la obra.

La Sinfonía nº 9 es la última sinfonía completa del compositor alemán Ludwig van Beethoven. Es una de las obras más trascendentales, importantes y también popular en toda la música clásica, y además de toda la historia de la música y del arte. Su último movimiento es un final coral sorprendentemente inusual en su época que se ha convertido en símbolo de la alegría y la libertad. Precisamente, un arreglo del mismo llevado a cabo por Karajan es desde 1972 el himno de la Unión Europea.

Os dejo aquí un par de escenas de películas donde se puede apreciar toda su fuerza musical,

Excalibur y Copying Beethoven.