Este elegante manuscrito del poema filosófico de Lucrecio "De Rerum Natura" fue copiado por el fraile agustiniano Girolamo di Matteo de Tauris para el papa Sixto IV, en 1483. Es un ejemplo del interés por los tratados antiguos sobre la naturaleza por parte de la curia del Renacimiento.
Lucrecio es el nombre familiar de Tito Lucrecio Caro, el poeta romano del siglo I antes de Jesucristo, que en su gran poema didáctico en seis volúmenes, De Rerum Natura (De la naturaleza de las cosas), presentó las teorías de los filósofos griegos Demócrito y Epicuro, y constituyó la fuente principal de la que hoy disponemos para conocer el pensamiento de Epicuro.
Su representación del universo como un conjunto fortuito de átomos que se movían en el vacío, su insistencia en el hecho de que el alma no es una entidad distinta e inmaterial, sino una aleatoria combinación de átomos que no sobrevive al cuerpo, y su defensa de que los fenómenos terrestres responden exclusivamente a causas naturales, intentan demostrar que el mundo no se rige por el poder divino y, por lo tanto, que el miedo a lo sobrenatural carece por completo de fundamento.
Lucrecio no niega la existencia de los dioses, pero considera que no intervienen para nada en los asuntos o en el destino de los mortales. Uno de los pasajes más famosos de su obra De Rerum Natura es la descripción de la evolución de la vida primitiva y el nacimiento de la civilización.
Lucrecio fue fiel a Epicuro, pero añadiendo a éste la vertiente del corazón. Era preciso hacer de la doctrina intelectual del maestro una doctrina cordial, que entrara por el sentimiento y penetrara, más allá de la reflexión, por el lenguaje de la fantasía, en los entresijos de la emoción.
Poema en seis cantos, Lucrecio
CantoIII
Pues la naturaleza de los dioses
Debe gozar por sí con paz profunda
De la inmortalidad; muy apartados
De los tumultos de la vida humana,
Sin dolor, sin peligro, enriquecidos
Por sí mismos, en nada dependientes
De nosotros; ni acciones virtuosas
Ni el enojo y la cólera les mueven.
2 comentarios:
Interesantísimo Máximo Décimo! Volver a los pensadores nos hace rever esas ideas tan nuestras que de pronto fueron también de otros... Recuerdo que un día, filosofando sobre temas de Vida y Muerte, un querido profesor dijo con palabras de Epicuro "Mientras soy, la Muerte no es. Cuando es la Muerte, ya no soy". Y dejaron una impronta que aún perdura en mi Vida.
Hoy soy.
Te dejo un beso grande y estos posts filosóficos me fas-ci-nan!
Sin dolor, sin peligro, enriquecidos
Por sí mismos, en nada dependientes//
MAGNÍFICO, de raíz a copa, Manuel.
Un beso enorme, Gladiador.
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