¿De dónde sale ésta pareja en la que ella parece cantar y bailar al son de las palmas de él? ¿De una juerga flamenca, de una boda, de una cena de amigos?¿Sale quizá de una administración de lotería en la que adquirieron un billete premiado con el Gordo? Todas las posibilidades anteriores serían verosímiles si en la alegría de la mujer no se advirtiera también un componente agresivo, si en su bocaza no se adivinara un insulto, tal vez una amenaza. En este sentido, esta imagen nos trae a la memoria aquel icono de la dictadura en el que Franco y Millán Astray, en estado de embriaguez aparente, muestran su dentadura podrida al público mientras acometen los primeros compases de El novio de la muerte. Quizá la pareja de la foto entona ese curioso himno a ritmo de bulerías. Da tanto miedo imaginar que la señora pueda estar cantando esa canción que hasta a su compañero de juerga se le ha congelado un poco la sonrisa, como si comprendiera oscuramente que algo se les está escapando de las manos.
Pues bien, no salen de una boda, ni de una administración de lotería, ni de una juerga flamenca, ni de una cena en la que el vino haya corrido como el agua. Vienen de averiguar los resultados de unas elecciones (las europeas) que su partido acaba de ganar. Es lógico que estén contentos, desde luego, pero piensa uno que las manifestaciones de alegría que provocan los votos deberían ser distintas de las que provocan los millones de la lotería. A menos, claro, que los beneficios de ganar unas elecciones sean parecidos a los de ganar el bote de la Primitiva.
Juan José Millas, EPS 12.07.09
4 comentarios:
"Piensa uno que las manifestaciones de alegría que provocan los votos deberían ser distintas de las que provocan los millones de la lotería. A menos, claro, que los beneficios de ganar unas elecciones sean parecidos a los de ganar el bote de la Primitiva."
Beneficios...
Increíble Millás dedicando "piropos" a quienes hacen "méritos". Este hombre es cualquier cosa menos diplomático. Un Acuario amante de la verdad, de la libertad y de la vida. Me encanta leerlo aquí.
Genial Post.
Tragedia globalizada...
Desde el último confin del mundo... idéntica indignación.
Besito.
Esta foto, con distintos rostros, la vemos a diario en casi todo el mundo.
En mi país, en este momento se hace más indignante aún, cuando hay de por medio un grave problema sanitario.Es más chocante ver a los políticos festejar en medio de la pobreza o de la pandemia.
Viven en una burbuja y han perdido la noción de la realidad, y por supuesto, la vergüenza.
ELIO, Millás siempre pone el dedo en la llaga. Es tan diplomático como uno “que yo me sé”. Cada domingo cuando recojo el periódico me voy derechito a leer su artículo. Muy pocas veces defrauda. Quizá debería incluir un apartado en mi blog dedicado a sus columnas. De cualquier forma podrás leer más de Millás por aquí. Seguro.
CLARA, vergüenza, indignación… Y lo que nos queda por ver. Desgraciadamente.
GRACIELA, es cierto que la foto se repite a diario y en cualquier lugar del mundo. A esta gente le da igual el problema, ya sea sanitario, de corrupción, de desempleo… Ellos seguirán festejando sus miserias, en su burbuja, ajenos a todo y a todos. Lo indignante es que los demás tengamos que sentir la vergüenza que ellos no tienen.
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