Hay épocas, cada cierto tiempo, en las que me siento especialmente melancólico y en las que recuerdo el pasado, no con añoranza, pero si con cierta nostalgia. Y evidentemente, eso se traduce en lo que leo y por supuesto en lo que publico.
Hoy, Día del Libro voy a recordar a mi abuelo, y no porque era escritor ni poeta, si no como gran lector, aunque algo selectivo y especial. Él sólo leía novelas del oeste, concretamente de Marcial Lafuente Estefanía. Eran unas novelas pequeñas y finas, siempre llevaba una en la mano o en el bolsillo de su chaqueta. Después de leerlas, las cambiaba en el kiosko por un duro. Las leía a todas horas y me decía: “Manolín, hay que leer, leer mucho, y así aprenderás cosas que nadie te enseñará”. Era alto y delgado, un auténtico Quijote, y creo que en su imaginación no veía gigantes por molinos, si no duros y polvorientos forajidos.
Marcial Lafuente Estefanía (1903-1984), escribió a lo largo de su vida más de 2500 novelas del oeste, ambientadas con gran realismo ya que por su trabajo de Ingeniero Industrial, vivió largas temporadas en Estados Unidos. Casi todas fueron publicadas por la Editorial Bruguera y cosecharon un éxito importante, debido sobre todo a lo baratas que se vendían y a las violentas historias de sheriff y forajidos que en ellas se narraban.
1 comentario:
qué lindo recordar a tu abuelo en esta entrada, mi abuelo también era un gran lector y amante de la poesía =) , siempre me llevaba (además del parque) a todas la ferias de libros que se organizaban en la ciudad, y algunas tardes mientras él tomaba su té, me leía alguna poesía.....me encantaba y me encanta mi abuelo.
qué buena suerte es disfrutar de nuestros abuelos.
Gracias por el post "tan familiar"
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